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Esperaría que no te asuste este instante de sinceridad mi corazón vomita su verdad, es que hay una guerra entre dos por ocupar el mismo lugar la urgencia o la soledad, la soledad fue tan sombria que, no te dejó encontrar tu naturaleza divina la urgencia ganó esta vez dispuesta a penetrarte prepotente y altiva, por las noches la soledad desespera, espera por ti, espera por el, espera por mi también, por aquel y con violencia sujeta su alma a una brutal represión esperando apasiguarse o confia en el paso del tiempo como otra solución para encontrar la calma pero se pone loco en las noches, rogando entrar en los confines más oscuros, después te arrodillas ante el amor maternal, suplicando ternura ¿y que hace este angelito ahora a las seis de la mañana? subida al mástil de este naufragio a ver si alzando las copas forajidas viene el cielo de enfermeras, para lamer sin asco las heridas de amor
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